viernes, 26 de julio de 2013

ANDREA ECHEVERRI EN MADRID (25/07/13): MANIFIESTO FEMINISTA PUNK Y ROTO



MANIFIESTO FEMINISTA PUNK Y ROTO
Andrea Echeverri, Sala Taboo (Madrid), 25/07/13

No se veía nada tan punk en Malasaña desde la época de la Movida. La colombiana Andrea Echeverri, una de las mejores artistas latinoamericanas, salió directa del hospital y se subió al escenario de la Sala Taboo. Una infección de garganta la había dejado K.O. y, con ayuda de un cocktail de analgésicos y antibióticos, anunció lo que se avecinaba: “lo bueno es que van a ver ustedes algo único”. Y así fue.

La afonía creciente de la vocalista de Aterciopelados retrasó el comienzo del concierto más de una hora y transportó sus canciones a latitudes indescifrables para el público, que prácticamente ni reconocía (ni mucho menos cantaba) sus éxitos más populares. Estaba sola con su guitarra y una docena de instrumentos más que sampleaba para sentirse arropada: pero los aparatos de grabación no funcionaban del todo bien, y no habían podido hacer la prueba de sonido.

El esfuerzo era encomiable a todas luces, pero mientras el manifiesto feminista (muy presente en toda su carrera y sobre todo en el nuevo disco) ganaba peso en el discurso, las cuerdas vocales perdían fuelle, y el tequila se convertía en su médico de cabecera particular. Los momentos más lúcidos llegaron con Mamitas positivas (en memoria a las víctimas de los falsos positivos en Colombia), Ataque de risa (aunque con mucho menos feeling que en el disco Río, de su banda), El fusil y la corbata (uno de los estandartes de su nuevo álbum, Ruiseñora) y Rompecabezas (un clásico infalible).

La mezcla de medicamentos en vena, tequila, afonía y samplers tuvo como resultado una actuación muy sufrida. Sufrió ella y sufrió su público, que la quiere, y mucho. La noche antes había dejado buen sabor de boca en Barcelona pero en Madrid todo le salió mal. Para la supuesta hora de los bises, Andrea Echeverri ya llevaba un buen rato perdida en un bucle que dejaba claro que había llegado el momento de bajar el telón.

Un aplauso sincero y sentido dulcificó el momento en el que (estando ella de rodillas, sin batería, apagada o fuera de cobertura) la ayudaban a abandonar el escenario. Era el heroico e inesperado final de una noche que se presuponía tranquila.

Punk. Roto. Inolvidable. El concierto más real y más honesto que uno se pueda imaginar.

Víctor David López

2 comentarios:

  1. Victor, supongo que la artista y el productor te agradecerán el intento de dulcificar el desaguisado de ayer con esta crónica. Creo que los lectores, oyentes, y los que estuvimos ayer en el concierto agradeceríamos que se contara la verdad sin tapujos. El acto más honesto que se podría haber realizado ayer era devolver el dinero de las entradas y emplazar al público a otra ocasión en que Andrea se encontrara en plena capacidad. Tanto para los artistas como para el público creo que es muy triste conceder conciertos en estas condiciones. Ningun oficio se improvisa, menos encima de un escenario, y a todos se nos presupone profesionalidad en aquello a lo que nos dedicamos.

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  2. Gema, gracias por tu comentario.
    Me imagino que será cuestión de puntos de vista.
    Realmente no sé de quién fue la idea de forzar tanto la máquina. Qué quieres que te diga, los Stones dejaron en la estacada a 50.000 personas en Valladolid por una leve afonía de Jagger. Liam Gallagher es uno de los clásicos en esto, incluso en pleno concierto.
    Andrea Echeverri hizo un gran esfuerzo, y creo que eso hay que reconocérselo. El resto es cuestión de gustos.
    Víctor.

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